La creatividad es una habilidad que puede y debe ser desarrollada desde la niñez.
Creatividad e innovación son dos palabras que se han hecho muy populares, porque con ellas nos esforzamos para mejorar nuestros sistemas educativos, actividades y negocios. A la creatividad se le ha rodeado de misterio, porque se considera que es un acto inexplicable y casi sobrenatural; sin embargo, no tiene porqué ser una actividad más misteriosa que pensar o tener conciencia. Uno de los aspectos más importantes es que la creatividad es una habilidad y que como tal, puede y debe ser desarrollada desde la niñez. Otro aspecto es que el trabajo creativo se puede realizar en muchas áreas y actividades, y no sólo en el arte, la ciencia, el diseño o la tecnología.
Hay muchos mitos sobre la creatividad: que sólo cierto tipo de gente es creativa; que sólo los artistas son creativos; o que la creatividad es una manera de auto-expresarse. Como todos los mitos, eso tiene algo de verdad. Sin embargo, cualquier persona puede ser creativa, si desarrolla su capacidad; igual que los artesanos, científicos, profesionistas o técnicos; que también pueden realizar creaciones significativas.
Se ha analizado que la creatividad es resultado del esfuerzo continuado de una persona, o un grupo, sobre un tema que dominan y en el que tratan de avanzar. Desafortunadamente no se promueve la habilidad de crear o innovar, porque no se conoce adecuadamente cómo se puede aprender y desarrollar. La primera condición para ser creativo es desarrollar la habilidad de pensar y actuar, para modificar o transformar lo que conocemos y tener la libertad de cuestionar lo que es aceptado oficialmente.
A pesar de que la creación no es frecuente, se usa indiscriminadamente para añadir a cualquier trabajo un toque distintivo, cuando en realidad la mayoría de las veces no se crea nada nuevo y sólo se copia algo. De hecho, la creación es muy difícil de lograr y cuando se realiza, da lugar a una serie de adaptaciones, innovaciones o copias que parten de la original.
Basta analizar la evolución histórica de cualquier actividad artística, o la actividad de la mayoría de artistas, arquitectos, diseñadores y artesanos para descubrir que su trabajo se basa en la adaptación, la innovación, o la réplica de obras previas que consideran valiosas y confirmar que las creaciones originales son escasas y provocan una sucesión de réplicas y copias. Aunque es una creencia muy popular, los grandes creadores no buscan la inspiración; más bien la encuentran en su trabajo continuo y concentrado como artistas, científicos o diseñadores.
La innovación es la modificación de algo previamente creado, sea una idea, un diseño o un artefacto. Se le define también como: cambiar o alterar algo, introduciendo novedades. De manera arbitraria se ha relacionado la creatividad con el trabajo de artistas, y la innovación o invención con el de científicos, ingenieros o inventores.
Las obras creativas, aun las que parecen más originales, están relacionadas con lo que hizo antes, pero también son más que la novedosa combinación de ideas o modelos anteriores. En cambio, la innovación requiere partir de una idea o de un artefacto, del talento técnico y de la capacidad para concretar y hacer posible una modificación.
Ante esas evidencias resulta sorprendente que se insista tanto en la necesidad de ser “original” y “creativo” cuando la mayoría de los artefactos, e inclusive de las acciones humanas, son producto de repeticiones o modificaciones, en un proceso repetitivo.
ANTONIO TOCA / EXCELSIOR
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